A orillas del Henares.
3.HISTORIA (XII, Siglo XX, II).
Caricatura satírica de Romanones, "fabricando diputados provinciales a su imagen y semejanza" a partir de la masa electoral correspondiente, por Moya.
El poder se concentraba de forma unipersonal y el conde
de Romanones permaneció como diputado del distrito de Guadalajara desde 1891 a
1936; en 1905 lo fue también por Sigüenza y en el primer intento había
fracasado por el distrito de Alcalá de Henares. Conseguido el escaño recurrió a
todo para mantenerlo. Durante la dictadura de Primo de Rivera se le llamaba “rey
de Guadalajara”.
A la altura de 1930 se produjo el último intento caciquil
frente a posibles cambios futuros. El panorama electoral parecía claro. La
situación para el gobernador civil consistía en que la única fuerza política
existente en la provincia era el romanonismo. Las distintas corporaciones, la
Diputación Provincial y su presidente Antonio Bernal, y los principales
ayuntamientos eran en su casi totalidad partidarios personales suyos; sólo
auguraba pues el triunfo a aquellos candidatos que Romanones propusiese. No existían
al parecer sindicatos no afiliados a CNT y los socialistas; éstos mantenían una
Casa del Pueblo en la capital, una Agrupación socialista con 76 socios y 1.200
obreros asociados. Tampoco existían, según su criterio, elementos comunistas,
regionalistas, etc.
Fotografía de Pedro Alberto García Bilbao |
En las elecciones del 12-4-1931 hubo mucho orden y civismo, no obstante, hubo que repetirlas en 36 municipios de Guadalajara. El 42% de los concejales no manifestaba su identidad política, hubo poca lucha en los 408 municipios y la soberanía popular quedó escamoteada, en gran medida, por la aplicación del Art. 29. Según el censo de 1930 había 50.622 electores; por el Art. 29, el 32,6%, y el resto, 34.093, de los que votaron 16.924, el 49,7%.
Entre el 15 y el 18 se constituyeron los ayuntamientos democráticos, en Guadalajara regido por el socialista Marcelino Martín. En la Diputación Provincial el Presidente era Enrique Riaza y el Vicepresidente Miguel Bargalló. Los Gobernadores Civiles, en el periodo 1931-33, fueron: Gabriel Golnzález Taltabull, republicano, 16-4-1931/18-5-1931; José León Trejo, republicano, 18-5-1931/8-10-1931; Juan Lafora García, Derecha Liberal Democrática, 8-10-1931/24-10-1931; Ceferino Palencia y A. Álvarez Tubán, radical socialista, 24-10-1931/5-11-1932; Miguel de Benavides Sbelly, Acción Republicana, 5-11-1932/15-9-1933. No hubo gobernadores socialistas, ni siquiera en Guadalajara donde tenían más apoyo, sólo republicanos. Los ceses fueron rápidos, ocasionados, en cierta medida, por el moderantismo del Ministro de Gobernación, Miguel Maura. Juan Lafora García dimitió en solidaridad con la salida gobierno de Maura y Alcalá Zamora.
Los candidatos para las elecciones a Cortes de 1931, en Guadalajara, fueron: por la derecha, un católico independiente, un liberal, dos católicos agrarios y dos independientes; por el centro-derecha, tres republicanos y dos de la Derecha Liberal Republicana; por la izquierda, tres socialistas. El total de candidatos fueron 14 para cubrir cuatro puestos. La derecha se presentaba dividida en seis candidaturas. La carencia de personalidades en cada provincia llevó a aceptar a las de fuera, “cuneros”. En Guadalajara hubo dos. El conde de Romanones.
Las elecciones se celebraron el 28-6-1931. De 63.130 electores, votó el 74,6%. Los diputados elegidos fueron: José Serrano Batanero (A.R.), 24.351 votos, 51,7%; Marcelino Martín González (Soc), Conjunción R.S., 50,3%; Eduardo O. y Gasset (Rad.Soc.), 39,7% (renuncia, elección parcial que ganó Miguel Bargalló para sustituirle); Álvaro Figueroa, conde de Romanones, Liberal Social, 39,2%; Miguel Bargalló Ardevol (Soc), 41%.
En Alcalá de Henares se vivieron una serie de acontecimientos que anunciaban la tragedia que se avecinaba. Ya había habido un muerto -según cifras del Gobierno- en la huelga de 1917, y se vio envuelta en los dos sucesos principales de la II República. En el golpe militar fracasado del 10 de agosto de 1932, fuerzas de caballería de esta plaza estuvieron implicadas en la intentona de Sanjurjo, aunque no llegaron a intervenir al enterarse del fracaso de la insurrección en Madrid y volvieron de nuevo a sus cuarteles. Durante la revolución de octubre-1934 se proclamó una huelga general que duró varios días, con la consecuencia de la sustitución del consejo municipal elegido democráticamente por una Comisión gestora formada por los principales contribuyentes, por orden del Ministro de la Gobernación. El 2 de noviembre de 1933 se había fugado de la cárcel de Alcalá Juan March, preso desde el 15-6-1932 y que posteriormente colaboraría en el alzamiento. Al proclamarse la República, Ignacio Hidalgo de Cisneros, que había tomado parte en 1930 en la sublevación militar de Cuatro Vientos y, tras su fracaso, huyó a Portugal con Ramón Franco y se estableció en París, regresó a España y se incorporó a la Escuela de Vuelo de Alcalá de Henares como segundo jefe.
Hubo otros conflictos como el que se produjo el 4 de marzo en la calle Mayor-Plaza de Cervantes entre un grupo de obreros y dos hermanos, uno militar retirado por la ley Azaña, con intercambio de disparos que produjeron heridos. Se encarceló a algunos derechistas, pertenecientes a la CEDA o a Acción Católica, y se les requisaron armas, aunque fueron liberados pocos días después. El día 5, como protesta, hubo huelga general, saqueo y quema del mobiliario de la iglesia de los Jesuitas y destrozos en propiedades de los implicados. Se encontraron armas en un convento y el Ejército, por orden del Alcalde, evitó la quema de las iglesias. Este hecho le costó la alcaldía, sucediéndole D. Pedro Blas.
Al producirse el alzamiento militar el 18 de julio de 1936, esta zona quedó dividida. Alcalá y Guadalajara quedaron en el bando nacional, pero la columna de Puigdéndolas las recuperó el 21, Alcalá a las 8 de la tarde (sólo el aeródromo permanecía leal al Gobierno) y Guadalajara al día siguiente, llegando las milicias republicanas hasta Jadraque. Se cometieron actos muy graves como el fusilamiento del comandante Ortiz de Zárate, jefe de las tropas sublevadas en Guadalajara. Ese mismo día la columna de García Escámez, que iba a ayudar a Guadalajara, supo su caída y regresó hacia el norte (había pasado cerca de Atienza, llegó a Miralrío y volvió por el mismo lugar).
El coronel Puigdéngolas en Alcalá de Henares
El frente, a mediados de noviembre de 1936, llegaba cerca
de Jadraque. El máximo avance llegó a Trijueque y Brihuega, pero el frente se
estabilizó a mitad de camino entre Jadraque y Trijueque. El valle del Sorbe era
republicano. El 1/10-1-1937 se produjo una ofensiva republicana hacia Sigüenza
que progresó poco.
En los días 6 y 8 de noviembre de 1936 se sacaron presos de las cárceles madrileñas y se trasladaron, en autobuses de la Sociedad Madrileña de Tranvías, a Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz, donde fueron fusilados y enterrados en grandes fosas comunes. Desde la óptica anarquista, dos hombres tuvieron una valiente actitud denunciando los crímenes de la retaguardia. Fueron Joan Peiró y Melchor Rodríguez que, desde su puesto de director General de Prisiones, evitó desmanes y se opuso enérgicamente a las sacas. Impidió que las masas asaltaran y fusilaran el día 8 de noviembre a los detenidos de la cárcel de Alcalá de Henares.
En esos momentos había diputados de las fracciones de derecha de la Cámara presos o en situación ignorada, probablemente ocultos en las poblaciones de la zona leal. Entre estos estaba José Arizcún de Guadalajara.
La cercanía de esta zona a Madrid propició que se viera envuelta en la batalla por la capital. Por orden del 18-10-1936 se creó en Alcalá de Henares el campamento de instrucción de una de las seis primeras Brigadas Mixtas, y esta ciudad sufrió un bombardeo aéreo el 10-2-1937.